La mañana del 16 de abril de 1950, el nonno pisaba por primera vez suelo argentino. Después de eso, estaría algunos días en el Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires.
Siempre me lo imagino como en las películas o las series tipo Vientos de Agua (véanla si no lo hicieron), llegando con su valija de madera, la famosa valija negra. Lo imagino diciendo, a la hora de deletrear su apellido, "Abbona con b de bueno y b bru(t)to" ante un inexperto empleado de migraciones.
Veo vídeos del Hotel de Inmigrantes y lo imagino por allí, recorriendo los pasillos, tratando de ver de qué iba esto de estar en Argentina.
Quizá también escuchaba las conversaciones de la gente, por más que no entendiera una palabra de ningún otro idioma, excepto el italiano.
De cualquier manera, hoy hace 70 años, cuando puso sus pequeños pies (calzaba 39) en Argentina comenzaba una nueva historia y también, en parte, era el principio de la mía/nuestra