jueves, 16 de noviembre de 2023

“Son sólo 10 minutos“

 “Sólo son 10 minutos” le dijo alguien a otro alguien y así lo convenció de meterse cada vez más en el vastísimo universo de la italianidad en Argentina.

A mí me bastó menos tiempo para saber que la italianidad era parte de mi vida, pero en el momento en que lo supe tuve certeza absoluta de que iba a ser para siempre. Fue una corazonada, también, porque cada cosa que hago e hice por la tricolore fue con el corazón. Y tal y como dicen que dicen que dicen, la sangre no es agua.
Este año participé de la Diplomatura en Estudios y Gestión de Instituciones de la Colectividad Italiana en Argentina y ahí encontré un espacio nuevo donde compartir con otros cuál era la realidad de los jóvenes italioargentinos. Durante más de medio año aprendimos historia de Italia y Argentina, cómo funcionan las instituciones italianas, por qué tener una ciudadanía aparte de un derecho también conlleva responsabilidades y obligaciones y cuál es nuestro rol como parte de la colectividad dentro y fuera de las organizaciones formales a las que pertenecemos.
La semana pasada la Diplomatura terminó y empezamos una nueva etapa, la de llevar a cada rincón de la Argentina esas herramientas y saberes que incorporamos en estos meses para así fortalecer a nuestra colectividad y llevar cada vez más alto la bandera de nuestros abuelos, esa que, con el tiempo y el amor, también hicimos nuestra.
Gracias a todo el equipo del @ciaae.uba por esta experiencia. A la mamma y al nonno por haberme inculcado desde el minuto cero el amor por 🇮🇹, a mis compañeros por la experiencia y a los que todos los días están compartiendo conmigo estas corazonadas. Eternamente gracias.

lunes, 16 de octubre de 2023

Como la cigarra

 “Después de un año bajo la Tierra, igual que sobreviviente en medio de la guerra...“

No sé si lo que no te mata te hace más fuerte, pero sí se que no hay nada más humano que morir y resucitar acompañado. Los que te aman, los te quieren, aquellos que te saben fuerte y se saben fuertes a tu lado jamás te van a dejar morir, no sin pelear a tu lado. 



domingo, 24 de septiembre de 2023

Nuestro Pueblo - by el abuelo

 “En tanto, la mayoría de los seres humanos nunca lograremos comprender que, ya que la vida es tan corta y es todo lo que tenemos, deberíamos vivirla, momento a momento, lo más intensamente posible”.


Guillermo Bibiloni (1971)




lunes, 18 de septiembre de 2023

DOMINGO: Usted es la culpable

 DOMINGO: USTED ES LA CULPABLE

Fue Ana María, mi profesora de literatura, la responsable de que me dedicara a escribir. Pero también, le debo un poco de culpa ante mi incapacidad para hablar y no lo digo por ahora que estoy sin voz, sino de mi falta de labia en general. Ana María siempre fue muy práctica, tanto que a los cincuenta ya se había comprado una parcela en el cementerio para darle a sus hijos un problema menos cuando se muriera.

Fue Ana María la que me hizo leer a Dostoievski a los 14 y por ella “Noches Blancas“ siempre me pareció desoladoramente hermosa. Pero tam
bién, no me acuerdo analizando qué obra literaria “tiró“ un comentario que me hirió de muerte. “... Es que la mujer inteligente es un problema, chicas. Su existencia va a ser más fácil si viven calladas..“ Seguí su consejo y me callé, me callé casi del todo por muchos años. Siempre era yo la autora intelectual, la que escribía para que otro leyera, la que planeaba esperando un ejecutante y así sucesivamente, por los siglos de los siglos.

Un día cualquiera, cuando ya duplicaba los 14, entendí que la cuestión, en realidad, no era callarse, sino saber cuándo hablar y con quién. También, descubrí que dijera lo que dijera, el mensaje no podía ser/estar vacío, o era útil o mejor llamarse al silencio.

Por eso, cuento con los dedos de las manos las personas que conocen mi voz, esa que está detrás de mi voz.

domingo, 17 de septiembre de 2023

34 or “Aleatoriedad vs. Alea jacta est“

 




Aleatoriedad vs. Alea jacta est

—Elegilos vos, a ver si me traés suerte— le dije a una nena que vendía números para un sorteo— Esperá, si tenés el 33 y el 34 dámelos.
Los tenía. Me los dio.
—Ojalá que ganes—deseó y se fue.
—Jamás me gano nada, nunca. Bah, mentira, una vez me gané una agarradera de cocina de quesos Santa Rosa, creo que esa fue la única vez. —le dije a mi acompañante
—Desafortunada en el juego…—deslizó.
-Ojalá. Igual no me puedo quejar. Nunca vas a amar igual dos veces, está bueno, qué sé yo.
—¿33 y 34?
—Sí, mis tías abuelas siempre le juegan a los cumpleaños. El año que dejábamos, el que cumplíamos y el año de nacimiento. Una vez, una de mis primas les dijo que tenía menos años de los que realmente tenía, apostaron al número equivocado y salió el correcto. Todavía me acuerdo de mi tía a los gritos diciéndole a mi prima “pero si sos del 45, tenés 70 años, cómo me vas a decir que sos del 46?“ Ahora es gracioso. — relaté.
Llegado el momento del sorteo, iban anunciando de a poco, cada uno de los ganadores. Quedaban los últimos dos, un llavero de Mario Bros. y una caja de vinos. Una nena vestida de árabe pegó un salto cuando vio el número de su papá. Habían ganado el llavero.
—Andoma— le dije a mi acompañante, ya un poco chinchuda.
—34— dijo el locutor— ¿Quién tiene el número 34?
—Yo quería ese premio— dijo el padre de la nena vestida de árabe.

sábado, 16 de septiembre de 2023

L‘Artù * O cómo un cupavci te lleva a un mundo nuevo


 Una mañana tuve que ir a cubrir un evento en el que también representaba a mi colectividad. Como me tenía que ir rápido, porque era el festejo de mi cumpleaños, saqué un par de fotos y me acerqué sólo al stand de Croacia para ver si podía conseguir un entrevistado. Había un pibe solo, al rayo del sol, con sombrero. 

-Hola, disculpame, ¿me puedo llevar uno?

En la mesa había cupavci y flyers.

-Sí, ahí tenés los contactos, la dirección de la sede, etcétera. 

Me llevé el cupavci y el flyer. De los tres números que había, elegí el distinto, el que empezaba con 260. Siempre hice esas cosas, ¿por qué cambiaría ahora? “Voy a entrevistar a un súper croata“, pensé. 

En el almuerzo por mi cumpleaños, me puse a ver las fotos y mi hermano me contó que trabajaba con la nieta de uno de los pilares de la colectividad croata que se había muerto el año anterior.

“Firma como Bacic, porque el apellido es un quilombo de consonantes“ 

Me mostró al hombre, llegué a la página de facebook de la colectividad y de ahí al pibe del sombrero. Tener un padre especialista en derecho internacional público me había hecho fan de la historia ex Yugoslavia. “Voy a entrevistar a un súper croata“, me repetí.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando desde el minuto cero me empezó a hablar en italiano. Después me hablaría en alemán, en inglés y en ruso y yo le hablaría en catalán y en piamontés. Un día cualquiera de mayo (o Maggio) le mostraría cómo se escribía el lombardo de Lecco. 

El pibe del sombrero, el pibe de la foto es Artur, una de mis personas favoritas en todo el mundo, este y el próximo. El Artù es una de las personas con las que más aprendo/í (desde glagolítico hasta música bosnia y cine italiano) uno de los que más quiere y honra a sus raíces y el que más detesta el cilantro. Es parte de mi team pizza-con-ananá lovers y también uno que siempre está, en todas. Uno para el que voy a estar, también en todas.


El día que nos conocimos yo festejaba mi cumpleaños, hoy es el suyo y festejo este día como festejo toda su vida. Felices muchos años, Artur. Mi i ti veuj bin/ T‘estim molt. 


viernes, 15 de septiembre de 2023

VIERNES: nuestro universo/our universe

 VIERNES: OUR UNIVERSE

Después de la autoconfesión de ayer pude empezar a decir algunas cosas, pocas palabras o frases por la mitad. El problema era que muchas veces yo quería decir algo y el receptor del mensaje entendía la mitad.


—Te quedaste sin voz porque estás “bastardeando“ el amor. No podés amar con la misma jerarquía a una porción de pizza con ananá, a una profesora que te pone un diez y al que te gusta.

—Por supuesto que no. Yo le creo a los griegos, existen diferentes tipos de amor. Casi te diría que uno para cada ocasión, pero esos tipos a veces se conjugan. Si no, nunca pasaría esto de querer a alguien como amigo, como chongo y como al amor de tu vida y que todos sean la misma persona— escribí.

—Ufffff, mujer. Que escrito suena muy bonito, pero, ¿alguna vez se lo dijiste en voz alta?

—No, porque no tengo voz. Mirá si le digo que lo amo y entiende que lo amortizo o que lo amorfo. Aparte este amor son palabras mayores. A vos te dije que te amo, a Carla, a Juli, a Nati, a Guille, pero a él… es tan fuerte la palabra que ni siquiera la puedo pronunciar.

—Mejor que sigas sin voz entonces, así no te la mandás y le decís que lo amás cuando lo sientas.

—Pero lo siento desde el día uno.

—Pero no es una pizza, decirle que lo amás es abrir todo un universo.