La estaba dejando, pero fue ese mismo tiempo el que me impidió dejarle una misiva de despedida. Cerré mi laptop y corrí rumbo al mundo pensando todavía en lo mucho que me iba a costar decirle adiós después de tantos momentos compartidos.
La estaba olvidando, había decidido que no nos volveríamos a ver nunca más... pero ella me buscó. Me buscó hasta el hartazgo; movió cielo, mar, tierra, calles enteras y diagonales. Terminó encontrándome.
Nos topamos de frente, como nunca antes lo habíamos hecho. Nos miramos, nos comimos con la mirada...
-Ahora no me digas nada- le pedí
-¿Por qué no viniste a nuestra cita?
-Porque vos no me escribiste
-Sí te escribí
-Entonces no me llegó la carta
-No me dejes, hacé lo que sea pero no me dejes.
-¿Vos te das cuenta de lo que me estás pidiendo?
-Sí, por eso te lo vuelvo a pedir. No me dejes.
Dudé, pero menos de dos segundos.
-No me dejes dejarte.