Dicen que los recuerdos son un gran rompecabezas, lo que no te dicen es que algunas piezas quizás las re-encontrás casi 30 años después.
Cuando estaba en primer año de periodismo, sin tanta red social, mi profesora de Gráfica 1 nos sugirió que comenzáramos a crear nuestro propio archivo y que juntáramos información sobre el primer hecho que recordáramos haber investigado alguna vez.
En 199-, en mi casa había un solo televisor y lo único que se veía era el informe de la TVE y en la radio, lo único que se escuchaba eran las radios de afuera con los informes sobre la guerra. Algunos años después, alguien me dio una copia de “En Tierra de Nadie“ (la peli que le ganó el Oscar a El Hijo de la Novia) y prácticamente me exigió que la viera. Más tarde, descubriría cómo esos países del Mundial de 2002 ya no eran exactamente iguales.
Hace unos meses, en medio de una clase sobre literatura de guerra tuve que elegir un conflicto bélico sobre el cuál escribir algo bastante largo. No tuve que pensar demasiado antes de volver a escribir sobre Tudman, Milosevic y una estrella cada vez más estrellada.
Tres días atrás, en una mesa llena de libros (la que sale en este reel), volví a ver notas que hasta sabía exactamente cómo tenían organizada la información porque ya las había leído, me topé con fotos que ya había visto alguna vez, recordé mi archivo de primer año y también, me vi a mí, a los seis o a los 10 años, negándome a ir a la cama solo para ver la TVE o la DW con mis papás una vez más. Decir que fue fuerte es quedarme corta.
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