"El 28 de junio de 1966, Arturo Illia fue derrocado por Juan Carlos Onganía. Cuando abandonó la Rosada, declaró ante el Escribano Mayor de la Casa de Gobierno los siguientes bienes: su casa y su consultorio; tres trajes grises; un traje negro; dos sacos sport; tres camperas; cuatro pulloveres; ocho camisas de vestir; cuatro camisas de manga corta; diez pares de medias; tres pares de zapatos negros; un par de chinelas; un desavillé; una salida de baño; ocho juegos de ropa interior; diez corbatas; tres pijamas; un par de anteojos negros y un portafolio. No tenía auto: lo había tenido que vender" leí por ahí.
Me indigné.
Se puede ser riquísimo, se puede estar como quien dice "cagado en guita", pero si no tenés ideales, si no sos coherente con lo que pensás y lo que decís, si no sos íntegro, si la vas de progre y sos de derecha y si priorizás tus intereses por sobre los de la gente que te banca y los que te rodean, no sos pobre. Sos paupérrimo.
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