viernes, 26 de octubre de 2018

Toda la galaxia

A sol y a sombra estuviste ahí desde el minuto cero. Lo que se hereda no se roba y por tus venas corre la misma sangre morada que también me corre a mí. Hay circunstancias que nunca vamos a entender, otras tantas que nos podemos explicar y mil y una en las que sabemos que lo dejaste todo ahí, por la Franja, esa que te dio tantas alegrías como tristezas. Esa que hagas lo que hagas siempre vas a llevar en la piel, en lo que sos vos, en la vida.
Me gusta verte llegar, cebar un mate, planificar el futuro con la misma tranquilidad que la lista del supermercado pero con la misma euforia con la que organizarías el mejor viaje de tu vida. 
Me gusta verte reír y que haya chistes que solo nosotras entendamos y que los demás se nos queden mirando sin terminar de entender qué pasó o qué no.
Quiero tenerte para siempre, no como compañera de militancia, sino como amiga, caminando a mi lado, luchando por las mismas cosas y peleando por los mismos sueños, esos que no se cuantifican con un voto ni caben en las urnas. Esos por los que todos los días nos levantamos queriendo que el mundo, la facu y nuestra casa sean lugares un poquito más lindos.
Que nadie venga a decirte que el cielo es el límite, porque aun así, hay huellas en la luna. Vos sos infinita, que nadie, que absolutamente nadie te convenza de lo contrario. Yo, mientras tanto, te voy a estar acompañando.

Sos mansa guachi. Te quiero mil. 

(A Camila Daffunchio, infinita y simultáneamente fuera de serie)

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