viernes, 5 de julio de 2019

Sí, vos (póstumo)

Era febrero y me acuerdo que llegaste, no recuerdo con quién, o sí, pero no viene al caso. La cuestión era que habías vuelto. Yo estaba por empezar a escribir, pero no sabía de qué o de quién. Había decidido que quería traducir y como siempre fui muy tozuda y obstinada, sabía que lo lograría. Vos te me sentabas al lado, me contabas historias tuyas y de otros, hablabas de lo mucho que odiabas Fahrenheit 451 que, por lejos, siempre fue mi libro favorito. Te gustaba Bradbury, sí, pero no ese libro. Me recomendaste a Truman Capote, todavía no lo leo.
Esa semana tenías un examen. Jamás te vi tan acelerado como aquella mañana. Ibas y venías, ibas y venías del primer al segundo piso, hasta que te llegó el momento y los que estábamos ahí, sentimos esa misma ansiedad que vos estabas destilando. Predije la nota que te ibas a sacar.
Después de esa tarde, desapareciste del mapa y yo no entendía por qué. En un escueto mensaje, me dijiste que estabas bien. Jamás te creí y estaba en lo cierto. Sí, me importaba que estuvieras bien. Sí, me importabas. Sí. Vos.

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