sábado, 25 de marzo de 2017

Nunca Más (esta vez, en serio)

Hace 41 años te mataban no sólo por lo que creías, no sólo por lo que pensabas, sino también por lo que creían que podías llegar a hacer con todo eso que pensabas. La dictadura, las muertes, las torturas independientemente de las banderas políticas fueron padecidas por todo el pueblo argentino. 

Un pueblo sin memoria se condena a sí mismo a repetir una y otra vez los errores u horrores del pasado. Nuestra memoria, como argentinos, como militantes y como ciudadanos no es ni debería ser un habitáculo vacío que se prende porque sí en días específicos y luego se vuelve a dejar en stand by. No. Nuestra memoria está cargada de emociones, no es peso muerto, no es algo inerte. Nuestra memoria late, es nuestro valor agregado. Nuestra madurez social y política es la que hoy apaña a la democracia como sistema de gobierno y es esa democracia la que todos los días tenemos que salir a defender e incorporar en todos nuestros actos.

No nací sabiendo nada. Como a muchos otros, que nacieron (nacimos) en democracia, me lo incorporaron. Primero fueron mis viejos, después la escuela, los libros, los medios, quienes esa mañana de hace 40 años se despertaron y estaban en dictadura, quienes no vivieron para contarla, pero viven de otras formas...

Yo no lo viví, pero puedo y elijo transmitirlo y sé que no soy la única. Entre todos estamos creando las bases para que las generaciones futuras no tengan, al igual que nosotros, ni un atisbo de duda a la hora de levantar las banderas de quienes ayer lucharon para que hoy podamos ser libres en convicción y pensamiento. 

Ni tenemos que olvidarnos de dónde venimos y tampoco tenemos que perder de vista hacia dónde vamos ni por qué luchas bregamos. Queda mucho camino para tener el país que soñamos y si inclusive en democracia nos sigue faltando gente, como sociedad, no podemos estar completos. Que el NUNCA MÁS nos dure para SIEMPRE.

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