domingo, 24 de septiembre de 2023

Nuestro Pueblo - by el abuelo

 “En tanto, la mayoría de los seres humanos nunca lograremos comprender que, ya que la vida es tan corta y es todo lo que tenemos, deberíamos vivirla, momento a momento, lo más intensamente posible”.


Guillermo Bibiloni (1971)




lunes, 18 de septiembre de 2023

DOMINGO: Usted es la culpable

 DOMINGO: USTED ES LA CULPABLE

Fue Ana María, mi profesora de literatura, la responsable de que me dedicara a escribir. Pero también, le debo un poco de culpa ante mi incapacidad para hablar y no lo digo por ahora que estoy sin voz, sino de mi falta de labia en general. Ana María siempre fue muy práctica, tanto que a los cincuenta ya se había comprado una parcela en el cementerio para darle a sus hijos un problema menos cuando se muriera.

Fue Ana María la que me hizo leer a Dostoievski a los 14 y por ella “Noches Blancas“ siempre me pareció desoladoramente hermosa. Pero tam
bién, no me acuerdo analizando qué obra literaria “tiró“ un comentario que me hirió de muerte. “... Es que la mujer inteligente es un problema, chicas. Su existencia va a ser más fácil si viven calladas..“ Seguí su consejo y me callé, me callé casi del todo por muchos años. Siempre era yo la autora intelectual, la que escribía para que otro leyera, la que planeaba esperando un ejecutante y así sucesivamente, por los siglos de los siglos.

Un día cualquiera, cuando ya duplicaba los 14, entendí que la cuestión, en realidad, no era callarse, sino saber cuándo hablar y con quién. También, descubrí que dijera lo que dijera, el mensaje no podía ser/estar vacío, o era útil o mejor llamarse al silencio.

Por eso, cuento con los dedos de las manos las personas que conocen mi voz, esa que está detrás de mi voz.

domingo, 17 de septiembre de 2023

34 or “Aleatoriedad vs. Alea jacta est“

 




Aleatoriedad vs. Alea jacta est

—Elegilos vos, a ver si me traés suerte— le dije a una nena que vendía números para un sorteo— Esperá, si tenés el 33 y el 34 dámelos.
Los tenía. Me los dio.
—Ojalá que ganes—deseó y se fue.
—Jamás me gano nada, nunca. Bah, mentira, una vez me gané una agarradera de cocina de quesos Santa Rosa, creo que esa fue la única vez. —le dije a mi acompañante
—Desafortunada en el juego…—deslizó.
-Ojalá. Igual no me puedo quejar. Nunca vas a amar igual dos veces, está bueno, qué sé yo.
—¿33 y 34?
—Sí, mis tías abuelas siempre le juegan a los cumpleaños. El año que dejábamos, el que cumplíamos y el año de nacimiento. Una vez, una de mis primas les dijo que tenía menos años de los que realmente tenía, apostaron al número equivocado y salió el correcto. Todavía me acuerdo de mi tía a los gritos diciéndole a mi prima “pero si sos del 45, tenés 70 años, cómo me vas a decir que sos del 46?“ Ahora es gracioso. — relaté.
Llegado el momento del sorteo, iban anunciando de a poco, cada uno de los ganadores. Quedaban los últimos dos, un llavero de Mario Bros. y una caja de vinos. Una nena vestida de árabe pegó un salto cuando vio el número de su papá. Habían ganado el llavero.
—Andoma— le dije a mi acompañante, ya un poco chinchuda.
—34— dijo el locutor— ¿Quién tiene el número 34?
—Yo quería ese premio— dijo el padre de la nena vestida de árabe.

sábado, 16 de septiembre de 2023

L‘Artù * O cómo un cupavci te lleva a un mundo nuevo


 Una mañana tuve que ir a cubrir un evento en el que también representaba a mi colectividad. Como me tenía que ir rápido, porque era el festejo de mi cumpleaños, saqué un par de fotos y me acerqué sólo al stand de Croacia para ver si podía conseguir un entrevistado. Había un pibe solo, al rayo del sol, con sombrero. 

-Hola, disculpame, ¿me puedo llevar uno?

En la mesa había cupavci y flyers.

-Sí, ahí tenés los contactos, la dirección de la sede, etcétera. 

Me llevé el cupavci y el flyer. De los tres números que había, elegí el distinto, el que empezaba con 260. Siempre hice esas cosas, ¿por qué cambiaría ahora? “Voy a entrevistar a un súper croata“, pensé. 

En el almuerzo por mi cumpleaños, me puse a ver las fotos y mi hermano me contó que trabajaba con la nieta de uno de los pilares de la colectividad croata que se había muerto el año anterior.

“Firma como Bacic, porque el apellido es un quilombo de consonantes“ 

Me mostró al hombre, llegué a la página de facebook de la colectividad y de ahí al pibe del sombrero. Tener un padre especialista en derecho internacional público me había hecho fan de la historia ex Yugoslavia. “Voy a entrevistar a un súper croata“, me repetí.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando desde el minuto cero me empezó a hablar en italiano. Después me hablaría en alemán, en inglés y en ruso y yo le hablaría en catalán y en piamontés. Un día cualquiera de mayo (o Maggio) le mostraría cómo se escribía el lombardo de Lecco. 

El pibe del sombrero, el pibe de la foto es Artur, una de mis personas favoritas en todo el mundo, este y el próximo. El Artù es una de las personas con las que más aprendo/í (desde glagolítico hasta música bosnia y cine italiano) uno de los que más quiere y honra a sus raíces y el que más detesta el cilantro. Es parte de mi team pizza-con-ananá lovers y también uno que siempre está, en todas. Uno para el que voy a estar, también en todas.


El día que nos conocimos yo festejaba mi cumpleaños, hoy es el suyo y festejo este día como festejo toda su vida. Felices muchos años, Artur. Mi i ti veuj bin/ T‘estim molt. 


viernes, 15 de septiembre de 2023

VIERNES: nuestro universo/our universe

 VIERNES: OUR UNIVERSE

Después de la autoconfesión de ayer pude empezar a decir algunas cosas, pocas palabras o frases por la mitad. El problema era que muchas veces yo quería decir algo y el receptor del mensaje entendía la mitad.


—Te quedaste sin voz porque estás “bastardeando“ el amor. No podés amar con la misma jerarquía a una porción de pizza con ananá, a una profesora que te pone un diez y al que te gusta.

—Por supuesto que no. Yo le creo a los griegos, existen diferentes tipos de amor. Casi te diría que uno para cada ocasión, pero esos tipos a veces se conjugan. Si no, nunca pasaría esto de querer a alguien como amigo, como chongo y como al amor de tu vida y que todos sean la misma persona— escribí.

—Ufffff, mujer. Que escrito suena muy bonito, pero, ¿alguna vez se lo dijiste en voz alta?

—No, porque no tengo voz. Mirá si le digo que lo amo y entiende que lo amortizo o que lo amorfo. Aparte este amor son palabras mayores. A vos te dije que te amo, a Carla, a Juli, a Nati, a Guille, pero a él… es tan fuerte la palabra que ni siquiera la puedo pronunciar.

—Mejor que sigas sin voz entonces, así no te la mandás y le decís que lo amás cuando lo sientas.

—Pero lo siento desde el día uno.

—Pero no es una pizza, decirle que lo amás es abrir todo un universo.

martes, 12 de septiembre de 2023

Miércoles: moscas en la casa

 MIERCOLES: MOSCAS EN LA CASA

A veces son más de las dos de la tarde y todavía no dije ni una sola palabra, más si las gatas duermen. Abrí Spotify para cantar, también a los gritos, “Moscas en la casa“ de Shakira. Había pasado la semana anterior cantando “Día de enero“, pero reemplazando enero por el mes en el que nos conocimos. Tuve que desistir, encontrar palabras que rimaran y que tuvieran sentido era muy difícil.


 Me sentí ridícula, pero me parecía más ridículo cantar algo que empezaba diciendo “Mis días sin ti son…“, cuando era lo que realmente quería, días sin vos. Yo era la fantasmeadora, me tenía que poner firme. Ahí me di cuenta de que ese “no invoques nada que no puedas controlar“ de Lovecraft se me había hecho realidad. Estaba sin voz y también sin vos. “Ojalá tuviera la misma efectividad para pedir un millón de dólares o un viaje a Italia“, me dije. No podía decir ni una sola sílaba, nada. Podía silbar, apenas reír, pero no había caso, no me salía ni una sola palabra.

“Ahí tenés a la comunicadora: muda“, dijo mi mamá.

“Me llevé Formación Etica y Ciudadana siendo hija de ustedes, ¿qué te sorprende?“ escribí y desde esa mañana, la computadora y las quinientas libretas que tengo siempre conmigo fueron mi único medio de comunicación. A veces, intentaba hacerme entender con gestos, otras, tratando de que me leyeran los labios, pero no había caso. La comunicadora estaba incomunicada. “Moscas en la casa“ ya no era para vos, sino para mi voz. Hacía un día que estaba sin ella y ya la extrañaba horrores, hacía un día que estaba sin vos y sólo quería detener el tiempo.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Martes: un florero de barro


 MARTES: UN FLORERO DE BARRO


—El otro día le quise explicar a mi mamá lo que era ghostear y le dije lo del tuit “es que te agarren de atrás mientras hacés un florero de barro“.

Hice silencio y tomé otro trago de cerveza

—Se terminó, me cansé. Voy a dejarlo—dije. Grité, porque la música estaba muchísimo más fuerte que nuestras voces.

Mi amiga se rio, no era la primera vez que yo decía algo así. Frente a sus ojos, tomé mi teléfono, empecé a silenciar todas sus cuentas y borré todos sus chats.

—Eso no es dejar a nadie, solamente lo estás ghosteando y sin un mínimo de responsabilidad afectiva. ¿Vas a desaparecer de la faz de la tierra sin siquiera decirle “me tenés harta, chau“?

Asentí. Nunca fui buena para las despedidas, nunca fui hábil para las despedidas. Me iba a ir sin hacer ruido, como muchas otras veces. Te fallé Elvira Sastre.

—No me parece, lo querés mucho para despedirte con tan poco afecto. —retrucó mi amiga.
—Ninguna relación funciona cuando uno da más de lo que recibe… bueno, algunas sí, pero por escasos, como exageradísimo, 15 minutos.

Ambas reímos.

PUEDO VIVIR SIN VOS, grité, varias veces. Mi voz tambaleó hasta que se me fue del todo.

Ahora no te tenía a vos y tampoco a mi voz.

¿Podría vivir sin vos/z?
(CONTINUARA)

lunes, 4 de septiembre de 2023

Día del Inmigrante


 ¡Feliz Día Nacional del Inmigrante!


A Angelo, que a los 19 dejó su Dogliani natal y gracias a su llegada le permitió venir a Argentina al resto de su familia.
A Margherita y Giuseppe, que decidieron emigrar cuando ya tenían más de 50 años y sabían que iban a morir en este país.
A Luigi y Francesco, dos jovencitos a los que la vida en Argentina les depararía mil y una peripecias.

A Manolo, que escapó de Galicia como polizón en un barco y que como buen marplatense/balcarceño tiene una foto con Fangio y mil frente al Casino.

A Fernando, que escapando del dolor de la viudez, juntó sus cosas y todo su valor y se decidió a emigrar.
A Carmencita, mi bisabuela, que nunca se olvidó de su Pego natal y siempre miró hacia mar con un dejo de melancolía.

A Catalina y Guillermo, que ya grandes y con varios hijos encima, dejaron Santa Margalida para no volver.
A María, mi copy-paste, que también a los tres años dejó su lugar de nacimiento, un lugar que por más lejano que fuera siempre será suyo.

A Antonio, de quien heredé este apellido un poco mallorquín, un poco egipcio y un poco sardo.

A todos ellos, gracias por haber llegado, gracias por haber venido este país, por habernos provisto de sus talentos, su legado, sus historias, su fuerza y sus debilidades. Gracias por el “lo que abunda no daña“, por el amor y por esa sangre que nos tira un poco hacia el mar y otro poco hacia las montañas.