MIERCOLES: MOSCAS EN LA CASA
A veces son más de las dos de la tarde y todavía no dije ni una sola palabra, más si las gatas duermen. Abrí Spotify para cantar, también a los gritos, “Moscas en la casa“ de Shakira. Había pasado la semana anterior cantando “Día de enero“, pero reemplazando enero por el mes en el que nos conocimos. Tuve que desistir, encontrar palabras que rimaran y que tuvieran sentido era muy difícil.Me sentí ridícula, pero me parecía más ridículo cantar algo que empezaba diciendo “Mis días sin ti son…“, cuando era lo que realmente quería, días sin vos. Yo era la fantasmeadora, me tenía que poner firme. Ahí me di cuenta de que ese “no invoques nada que no puedas controlar“ de Lovecraft se me había hecho realidad. Estaba sin voz y también sin vos. “Ojalá tuviera la misma efectividad para pedir un millón de dólares o un viaje a Italia“, me dije. No podía decir ni una sola sílaba, nada. Podía silbar, apenas reír, pero no había caso, no me salía ni una sola palabra.
“Ahí tenés a la comunicadora: muda“, dijo mi mamá.
“Me llevé Formación Etica y Ciudadana siendo hija de ustedes, ¿qué te sorprende?“ escribí y desde esa mañana, la computadora y las quinientas libretas que tengo siempre conmigo fueron mi único medio de comunicación. A veces, intentaba hacerme entender con gestos, otras, tratando de que me leyeran los labios, pero no había caso. La comunicadora estaba incomunicada. “Moscas en la casa“ ya no era para vos, sino para mi voz. Hacía un día que estaba sin ella y ya la extrañaba horrores, hacía un día que estaba sin vos y sólo quería detener el tiempo.
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