martes, 25 de agosto de 2015

#Conferencia #MartínLousteau ¿Crisis dónde?

"De un tiempo a esta parte una de las cosas que está ocurriendo es que la economía argentina no está aumentando su productividad (...). La productividad total de los factores no aumenta en Argentina casi en las últimas cuatro décadas, a excepción de algunos episodios puntuales. Detrás de esto, para mí hay algo mucho más grave que es que lo que no aumenta su productividad hace mucho tiempo y de hecho está perdiendo productividad es el sector público, es el Estado. (...)
Cuando el Estado tiene 45 puntos del Producto, pero no me brinda salud, seguridad o educación, el mercado extrae recursos para otros fines para brindar salud, seguridad y educación. Salud, una prepaga, se transforma en un buen negocio; educación, un colegio se puede transformar en un buen negocio y seguridad de distintas maneras, la más obvia es un barrio cerrado, la más obvia es una garita, pero hay otras, como lo es la discriminación que hace el mercado por los precios de la vivienda dependiendo de si la zona es segura o es insegura. Estas son maneras en las que uno ve la duplicación de las responsabildades entre el Estado y el Mercado y toda esta duplicación atenta contra la productividad total. (...)
Tenemos este problema de un Estado que pierde productividad y que lo expandimos de manera tal, en muchos casos también ha habido mucho aumento de la presión tributaria, lo expandimos con un sistema tributario que confabula con que aumentemos la productividad y después con un montón de cuestiones que en su (in)sostenibilidad lo que generan es incertidumbre en mediano y largo plazo que también atentan con que aumentemos la productividad. Esas son las cosas que generan las crisis y las crisis retroalimentan el problema. Cuando viene la crisis, la última manifestación de la crisis o generalmente el ojo tiene que ver con lo último, la asignación de responsables (...) tiene que ver con quien en ese momento está a cargo en lugar de poder ver la acumulación de los problemas y adjudicar adecuadamente las responsabilidades, pareciera que no aprendemos del inconveniente. Cuando lo único que hacemos es desde el punto de vista político es seguirle el curso a lo que dice la sociedad en este sentido, nos equivocamos no sólo en la construcción del discurso sino en el establecimiento del diagnóstico."
Martín Lousteau en la Facultad de Ciencias Económicas.

lunes, 24 de agosto de 2015

#ChicLit Los últimos diez minutos

17:50, son sólo diez minutos los que dividen mi vida, la entrada y la salida, la libertada y la esclavitud, lo que hago y lo que realmente quiero hacer.
Diez minutos, 600 segundos que pasan más lento que las 5 horas 50 minutos anteriores en las que hice de todo, pero simultáneamente, siento que no hice nada.
Veo el teléfono, juego dos partidos de Tetris, gano, porque, ¿cuándo no?... y el tiempo sigue sin pasar.
Llega gente, llega la gente, "dame tal cosa", "cargame crédito", "¿SUBE tenés?", sí, sí, sí... lo que no tengo es cambio. Es fin de mes, pero a todo el mundo se le está dando por pagar con billetes de cien, me dejan en la lona o haciendo malabares para cerrar la caja. ¿De todo esto se trata la vida de los adultos?
Caigo en la cuenta, no es que a la gente se le haya dado por pagar con billetes de cien, es que está todo tan caro que ya los Roca/Ev*ta son el papel más común y corriente.
No pasaron ni cinco minutos. ¿Por qué internet anda tan mal acá adentro?, no sé nada del mundo y lo que es peor, no sé nada de mi mundo. ¿No era que nada aceleraba tanto el tiempo como la felicidad?, bueno, es obvio que me pone feliz terminar el día, saber que mañana tengo franco y que en un rato tengo una conferencia deputamadre, ¿por qué el tiempo no pasa más rápido?
Vuelvo a jugar al Tetris y vuelvo a ganar, es irremediable, los vicios y los hábitos se desarrollan en la misma parte del cerebro y ya no sé si jugar esto, porque lo hago desde que tengo memoria, en los viejos gamebox, es un vicio o si simplemente estoy tan acostumbrada que ya lo convertí en hábito.
¡Qué miedo que me da la palabra acostumbramiento!, la relaciono inmediatamente con comodidad, zona de confort, laxitud e irremediablemente con inmovilidad, pereza. Acá el único perezoso parece ser el tiempo, la vida tiene que ser movimiento constante. Si no me muevo me muero y mientras no me muera me voy a seguir moviendo.
17;58, vamos a hacer la caja. 2,4,6,8, 10, 12, 14...
-Nena, ¿todo bien?
-Sí, acá lidiando con los números en el límite entre la libertad.
-Cierto que son las seis... y ahora que veo, este lugar parece una jaula, pero vos nunca fuiste un pajarito.
Me río.
-Hay gente que por más que esté entre rejas siempre es libre. Esta barrera es física y sólo por seis horas, el resto de mí, nunca dejará la calle.
Son las seis. Tiro las llaves a través de la puerta y alguien más las junta y me abre. Junto mis cosas, salgo y enjaulo al que sigue. Todos tenemos un poco el Síndrome de Estocolmo y después seguimos caminando.


sábado, 22 de agosto de 2015

#Video #DaríoSztajnszrajber Pasiones vs. presiones

2015. Año electoral. Año de cambios, los que queremos, los que buscamos y los que nunca imaginamos estar presenciando. Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir y precisamente por eso, no podemos hacer la vista gorda ante lo que está ocurriendo en la política argentina. Uno como militante, como defensor de una matriz social y cultural comienza a cuestionarse qué rol cumple ante un contexto tan cambiante como el visible en este año y hacia dónde va mientras sus convicciones y sus ideales lo mantengan dentro de un partido político, movimiento o agrupación de trabajadores o estudiantil.
El episodio titulado "La Política" del programa Mentira La Verdad conducido por el filósofo Darío Sztajnszrajber (Estainsraiber, pronunciado debidamente) emitido el año pasado, se plantea de un modo que actualmente podría tornarse hasta visionario, como lo político como componente esencial de la sociedad y la política como esfera de poder han ido mutando en pos de intereses de unos pocos, que no siempre representan y rescatan los principios que fundaron los espacios de militancia que conocemos y que terminan por hacer que la democracia degenere en demagogia.
La analogía representada a través de la venta del programa a una productora en Miami que lo transformará en Philosophy Now y le hará tener más publicidades que contenido cultural da cuenta de la vacuidad que puede observarse en cuanto a la conformación de los frentes electorales actuales, que en la carrera por cargos dentro de los gobiernos nacional, provincial y municipal generan una suerte (o mejor dicho desgracia) de travestismo dentro del que un militante se queda sin alternativas para ejercer una actividad que debería obedecer más a las pasiones que a las presiones.
"Una fusión no es lo mismo que una absorción" plantea el filósofo ante la negativa de los directivos de Miami de cederle el espacio a la cultura por unos segundos más de publicidad; que dos o más partidos hagan un frente, en el mismo sentido, no debería por consiguiente implicar que se desdibujaran o mutaran para uno u otro lado de la balanza las ideas de quienes representan cada uno de ellos.
El sistema democrático de por sí, plantea que no sea el pueblo quien gobierne sino sus representantes, escogidos por los mecanismos eleccionarios pertinentes y es también en esa representación que se generan disyuntivas. ¿Verdaderamente quienes fueron electos representan los intereses de quienes los votaron o priorizan los suyos propios?
Las personas son mucho más volátiles que las ideas y precisamente por eso existe una línea cada vez más delgada entre lo que es una pasión y una presión, lo que puede ser la política como herramienta para transformar la realidad y el marketing político y lo que puede ser la democracia como una libertad, una garantía y un derecho o su mero acotamiento al acto eleccionario per se.
Hoy, en agosto de 2015 no es sólo la política la que entró en crisis, sino que los demás aparatos ideológicos del estado, sus instituciones, también lo están haciendo. Ni la educación, ni la familia, ni la escuela, ni lo jurídico, lo sindical ni la cultura están exentas de transformaciones que implican replantearse y rever qué rol cumplimos en cada una de ellas.
Militar, tiene que seguir siendo funcional a las pasiones, porque la experiencia democrática, la política en sí, tiene que sentirse. Si somos coherentes con lo que sentimos no necesitamos devanarnos los sesos pensando en qué hacer y qué decir; al sentirlas, al llevarlas a acciones, las cosas se dicen solas. Como militantes, la situación actual nos plantea la búsqueda constante de un equilibrio entre lo que llegamos a ser, lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser: tenemos que mantener los principios, las convicciones y las ideas que nos llevaron a decir "soy (no estoy) en este partido" al tiempo que generamos acciones que garanticen la supervivencia de nuestra organización sin desdibujar nuestro componente identitario ni permitir que otros partidos, u organizaciones, que las modas del momento nos corrompan.

viernes, 21 de agosto de 2015

#Video Daniel Rabinovich.

Hay días en los que quisiera no leer los diarios, no escuchar las radios y aislarme de todas las redes (anti)sociales que frecuento diaramente sin posibilidad alguna de escapatoria. Hoy es uno de esos días.
La noticia me tomó por sorpresa, en ese lapsus de tiempo en el que todavía no dejé la cama pero ya empecé a hacer mi vida, a escribir tal cosa, a hablar con tal otra persona o a diagramar las actividades que de a poco voy a ir llevando a cabo. Me detuve en seco y me quedé dura. La muerte está tan segura de vencerte que te da toda una vida de revancha y sí, a Daniel le ganó, como a tantos otros.
Pero recordarlo, volver a escucharlo, para mí no significó tristeza, sino que me hizo recordar una de las mejores épocas de mi vida, esa infancia que siempre voy a guardar entera.
Daniel es parte de esas noches en las que con nueve, diez, once años me sentaba en el piso de casa, ese piso de cerámico rosa, que me helaba los muslos y me hacía acomodarme varias veces hasta encontrar posición y me ponía a ver los cassettes que mi papá tenía debajo de la mesada.
En un estuche rojo con letras blancas y negras había un especial de Les Luthiers, eran cuatro cassettes enumerados a los que siempre me gustaba cambiar de orden para que el próximo que los escuchara le encontrara un orden distinto al concierto. También me gustaba hipotetizar sobre si, cambiando ese orden, la actuación de los cómicos perdería sentido o no. No recuerdo a qué conclusión llegué.
Por muchos años, Les Luthiers era parte de mis sobremesas y cuando fui creciendo y ya me fui de mi casa, volver y ver a alguno de mis hermanos o a mamá mirando los conciertos era como volver a esas épocas en las que me comían los mosquitos pero estaba pegada al grabador o rebobinando o adelantando las cintas con una bic. Hace algunos años tuve el placer de verlos en vivo. No tenía para llegar a fin de mes, pero fui a verlos a ellos, a recordarme sentada en el suelo, a reírme a carcajadas hasta entrada la medianoche. No fue un gasto, fue una inversión.
Daniel, fue un gusto. Hasta siempre y gracias.

miércoles, 12 de agosto de 2015

#110AñosUNLP Una muchacha y una reforma

"La tradición reformista nos ha enseñado que el objetivo de la universidad debe ser procurar una síntesis de un proceso formativo y no de una suma meramente informativa. La Universidad es el laboratorio que emplea toda la experiencia de la Nación y la articula con la experiencia de la humanidad para conformar nuevas generaciones, capaces de resolver y pensar, no sólo los problemas presentes, sino los problemas futuros. Su objetivo no es suministrar engranajes al modelo, sino generar una tormenta de ideas.
Porque la universidad solamente puede tener un accionar constructivo en la medida en que forme ciudadanos con capacidad para estudiar la ciencia, la técnica y la producción, pero también, insertarse en la sociedad, con una brújula moral y formativa que permita transitar a su albedrío responsable el tiempo y el espacio que le toca vivir.
Porque una universidad no se evalúa por sus rendimientos económicos, sino por las ideas que proyecta. La grandeza de la universidad radica en los principios que de ella emanan, por la revolución en el campo de los sistemas filosóficos y científicos que ella produzca, por la
calidad moral, la capacidad científica y técnica de sus egresados."
Fundamentación del “Proyecto de Cátedra Libre “Reforma Universitaria” presentado por Guillermo Estévez Boero en la Cámara de Diputados de la Nación, en el año 1998 al cumplirse 80º años de la Reforma.
"Es imprescindible volver a darle un nuevo rol protagónico a esas instituciones que son el fruto de la Reforma Universitaria, no es suficiente con nombrarla, es necesario lograr que la universidad sea la herramienta que fue alguna vez para solucionar los problemas que aquejan al país. Y todo esto es posible, si volvemos a llenar de contenido los Centros de estudiantes, los Consejos directivos, los Consejos superiores, las asambleas, la FUA. ¿Cuál es el rol que juegan hoy estos espacios? ¿Es el correcto? ¿Cuánto ayudan a modificar esta realidad? A estas preguntas, los estudiantes de hoy tenemos que darle respuesta"
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Escrito en blog
Defiendo la universidad pública y la educación gratuita para siempre.