El episodio titulado "La Política" del programa Mentira La Verdad conducido por el filósofo Darío Sztajnszrajber (Estainsraiber, pronunciado debidamente) emitido el año pasado, se plantea de un modo que actualmente podría tornarse hasta visionario, como lo político como componente esencial de la sociedad y la política como esfera de poder han ido mutando en pos de intereses de unos pocos, que no siempre representan y rescatan los principios que fundaron los espacios de militancia que conocemos y que terminan por hacer que la democracia degenere en demagogia.
La analogía representada a través de la venta del programa a una productora en Miami que lo transformará en Philosophy Now y le hará tener más publicidades que contenido cultural da cuenta de la vacuidad que puede observarse en cuanto a la conformación de los frentes electorales actuales, que en la carrera por cargos dentro de los gobiernos nacional, provincial y municipal generan una suerte (o mejor dicho desgracia) de travestismo dentro del que un militante se queda sin alternativas para ejercer una actividad que debería obedecer más a las pasiones que a las presiones.
"Una fusión no es lo mismo que una absorción" plantea el filósofo ante la negativa de los directivos de Miami de cederle el espacio a la cultura por unos segundos más de publicidad; que dos o más partidos hagan un frente, en el mismo sentido, no debería por consiguiente implicar que se desdibujaran o mutaran para uno u otro lado de la balanza las ideas de quienes representan cada uno de ellos.
El sistema democrático de por sí, plantea que no sea el pueblo quien gobierne sino sus representantes, escogidos por los mecanismos eleccionarios pertinentes y es también en esa representación que se generan disyuntivas. ¿Verdaderamente quienes fueron electos representan los intereses de quienes los votaron o priorizan los suyos propios?
Las personas son mucho más volátiles que las ideas y precisamente por eso existe una línea cada vez más delgada entre lo que es una pasión y una presión, lo que puede ser la política como herramienta para transformar la realidad y el marketing político y lo que puede ser la democracia como una libertad, una garantía y un derecho o su mero acotamiento al acto eleccionario per se.
Hoy, en agosto de 2015 no es sólo la política la que entró en crisis, sino que los demás aparatos ideológicos del estado, sus instituciones, también lo están haciendo. Ni la educación, ni la familia, ni la escuela, ni lo jurídico, lo sindical ni la cultura están exentas de transformaciones que implican replantearse y rever qué rol cumplimos en cada una de ellas.
Militar, tiene que seguir siendo funcional a las pasiones, porque la experiencia democrática, la política en sí, tiene que sentirse. Si somos coherentes con lo que sentimos no necesitamos devanarnos los sesos pensando en qué hacer y qué decir; al sentirlas, al llevarlas a acciones, las cosas se dicen solas. Como militantes, la situación actual nos plantea la búsqueda constante de un equilibrio entre lo que llegamos a ser, lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser: tenemos que mantener los principios, las convicciones y las ideas que nos llevaron a decir "soy (no estoy) en este partido" al tiempo que generamos acciones que garanticen la supervivencia de nuestra organización sin desdibujar nuestro componente identitario ni permitir que otros partidos, u organizaciones, que las modas del momento nos corrompan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario