jueves, 17 de diciembre de 2015

Ni vos ni yo, él

No. No sos vos. Cuando me levanto no es tu cara la primera que evoco. Pensar en tu sonrisa no me hace reírme como una estúpida frente al espejo y llamarte mentalmente.
No, vos no me partiste el mundo, no marcaste un antes y un después, no proyecto futuros posibles a tu lado ni pienso siquiera en cuánto cambió mi vida desde el día y la hora exacta en la que te vi aparecer.
No. Verte no me genera nada. No siento un estruendo como de fuegos artificiales a mi alrededor, chispas en los ojos, un estallido de no sé qué que lo único que hace es que quiera abrazarte y no soltarte más. No. Vos no me dejás sin reacción o con todas juntas. No me parás el mundo con sólo decir mi nombre. No me volás la cabeza. No me volvés loca.
No. Las conversaciones con vos no se hacen eternas, no busco excusa para tenerlas. No siento esas ganas irrefrenables de saber cómo estás, qué estás haciendo y cómo. No quiero que me cuentes nada, no me importa si preferís lo dulce o lo salado o cómo te gusta el café. No me muero de ganas de saber qué se te cruza por la cabeza ante tal o cual tema, el que fuera. No necesito de tu voz, ni de tus consejos, ni de tu compañía en una sala de espera. No quiero que me preguntes si llegué bien después de una fiesta, ni que te preocupes por mí si vuelvo muy tarde a casa.
No. No te permito que lo critiques sólo porque no hace las cosas como vos, sólo porque mi futuro hipotético lo ves con vos y no con él, ¿quién sos para decirme de quién me tengo que enamorar?, esto no sigue un "deber ser", simplemente es, se da.
Vos no sos como él y tampoco lo pretendo. No es perfecto, es humano y fueron esas imperfecciones las que me enamoraron de él, no de vos. Se come las s, cada vez tiene más panza, ya le salieron canas, tiene un corte de pelo espantoso y no hay forma de que entienda que el marrón y azul no combinan, pero aún así me encanta, me mata, me revive y me todo. No hay vuelta que darle, ¿para qué dársela?.
No. No hay argumento racional que pueda ser válido. Vos no me desvelás. Con vos no sueño, con vos no soy yo. Ni es mi complemento, ni mi otro yo ni mi media naranja, él es el "él" con el que yo estoy eligiendo ser y hacer, no vos. No te puedo pedir disculpas, ni por lo que siento, ni por lo que no. Vos no sos y este tango se baila de a dos.

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